Publicado el 09/10/24
Autores:
María Alejandra Ruano - Docente
Alicia Guerrero - Docente
Figura 1. Distribución de la tasa de matrícula por campo amplio del conocimiento y género, año 2019
Las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) se han convertido en una ruta segura hacia empleos bien remunerados y con alta demanda. Sin embargo, en Ecuador, estas carreras no son las favoritas de los estudiantes, y menos aún de las mujeres. Nuestro artículo explora las razones detrás de esta tendencia y analiza los factores que influyen en la decisión de seguir una carrera STEM, con un énfasis particular en la brecha de género.
¿De dónde nace la idea?
La creciente inversión global en educación STEM refleja que estas disciplinas son clave para el desarrollo económico y la innovación. Los profesionales STEM suelen tener salarios más altos, tasas de desempleo más bajas y mejores perspectivas laborales en comparación con otras áreas. Sin embargo, a pesar de estos beneficios, en Ecuador las carreras STEM no son las más elegidas especialmente entre las mujeres.
En 2019, la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU) mostró que solo el 19% de las mujeres trabajaban en Ingeniería, Industria y Construcción, y un 38% en Ciencias Naturales, Matemáticas y Estadísticas. Concentrándose su elección en áreas como Ciencias de la Educación y Administración. Estas cifras sugieren que las mujeres están subrepresentadas en STEM, tendencia que se observa en muchas otras partes del mundo, pero que en Ecuador presenta características particulares (Figura 1).
Figura 2. Distribución de hombres y mujeres con profesión STEM por provincias
¿Qué encontramos?
Este estudio, basado en datos de la ENEMDU de 2016 a 2019, analiza cómo variables socioeconómicas y demográficas influyen en la probabilidad de obtener un título en una carrera STEM. Para ello, se utilizó un modelo Probit, técnica econométrica que permite estimar la probabilidad de que un individuo elija una carrera STEM en función de variables como ingresos familiares, género, etnia, región, y nivel educativo del jefe de hogar.
Entre los hallazgos se tiene que los ingresos del hogar juegan un papel fundamental en la elección de una carrera STEM. Las personas provenientes de hogares en los quintiles más bajos de ingresos tienen menos probabilidades de obtener un título en STEM en comparación con aquellos de hogares más acomodados. Esto sugiere que la falta de recursos económicos podría ser una barrera significativa para ingresar a estas carreras.
El género es otro factor determinante. Los resultados muestran que las mujeres son significativamente menos propensas a obtener un título en STEM en comparación con los hombres. Esta disparidad de género persiste incluso cuando se controlan otras variables como los ingresos o la región de residencia. Una posible explicación es la influencia de los estereotipos de género que vinculan a los hombres con el éxito en campos tecnológicos, mientras que las mujeres tienen más referencias de éxito en áreas como las ciencias sociales.
Las regiones del Ecuador también juegan un papel interesante. Las personas que viven en áreas rurales, como la Amazonía, tienen más probabilidades de obtener un título STEM en comparación con quienes residen en zonas urbanas (Figura 2). Esto podría estar relacionado con la presencia de industrias representativas en estas regiones, como el petróleo y la minería. Sin embargo, las mujeres en zonas urbanas tienen una probabilidad ligeramente mayor de seguir una carrera STEM que las mujeres en áreas rurales, lo que sugiere que las barreras para las mujeres en STEM no son solo económicas, sino también geográficas y culturales.
Un resultado particularmente llamativo es la intersección entre género y pertenencia a una minoría étnica. Las mujeres que pertenecen a grupos étnicos minoritarios, como afroecuatorianas o indígenas, tienen aún menos probabilidades de obtener un título en STEM en comparación con los hombres de estos mismos grupos. Esto resalta la necesidad de considerar la interseccionalidad al analizar las barreras que enfrentan las mujeres en estas disciplinas.
¿Qué podemos hacer?
Este estudio plantea varias implicaciones para las políticas públicas. Para cerrar la brecha de género en STEM, se necesitan estrategias que no solo promuevan el acceso a la educación STEM, sino que también desafíen los estereotipos de género que disuaden a las mujeres de seguir estas carreras. Una de las estrategias sugeridas es aumentar la visibilidad de mujeres exitosas en campos STEM, para inspirar a más jóvenes a seguir sus pasos. Además, políticas como la flexibilidad laboral para el balance entre vida personal y profesional son cruciales para fomentar la participación femenina en estos campos. Asimismo, es importante fortalecer también la enseñanza en Ciencias Básicas (matemáticas, física, química) a nivel de la educación básica y de Bachillerato, más aún en las unidades educativas fiscales, motivando y promoviendo el estudio en carreras STEM.
La subrepresentación de las mujeres en STEM es una cuestión compleja, que involucra factores económicos, sociales y culturales. Este estudio proporciona una base sólida para futuras investigaciones y políticas que aborden estas barreras. Mientras tanto, es importante que tanto educadores como formuladores de políticas públicas sigan trabajando para crear un entorno más inclusivo que aliente a más mujeres a explorar el mundo STEM.
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