“La idea es conocernos, compartir y dialogar sobre el cambio climático”. Con esas palabras recibió Sofía Cabrera ─colaboradora del Vicerrectorado de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) de la ESPOL─ a todos los asistentes al primer Café Científico que se realizó en el campus Gustavo Galindo Velasco.
Durante el evento ─llevado a cabo con el apoyo de la Embajada de la República Federal de Alemania en Quito─ 3 investigadores de la ESPOL y 3 de la Universidad del Azuay compartieron con estudiantes, profesores y público en general sus conocimientos y experiencias sobre el cambio climático, tema escogido para este encuentro.
Durante el inicio del evento, el vicerrector de I+D+i de la ESPOL, Carlos Monsalve, agradeció el apoyo de la Embajada de Alemania a iniciativas como esta, asegurando que con estos espacios se busca romper ciertos mitos y hacer que la ciencia sea conocida por todos.
A continuación, la agregada cultural de la Embajada de Alemania en Ecuador, Lenya Van Gennip, explicó que durante la preparación del Café Científico se evaluaron temas como bioseguridad y seguridad alimentaria, pero se escogió al cambio climático por ser transversal, que afecta y preocupa a todos.
Además, la diplomática incentivó a los presentes a conocer más sobre becas en Alemania. “Hay muchas oportunidades y nos gustaría ver más aplicaciones ecuatorianas. Esa también es una de las metas de este evento”, culminó.
Intervenciones de los investigadores
El diálogo empezó con la intervención de José Jara, embajador del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) en Ecuador, e investigador en energías renovables.
Jara describió al cambio climático como un resultado de la actividad humana. “Estamos alterando los balances térmicos y energéticos del planeta”, explicó, para después señalar como opciones de solución a las energías renovables y a la eficiencia energética.
Un mensaje similar fue el que compartió el decano de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad del Azuay, Andrés López, quien definió al cambio climático como un desbalance de lo que hacen los organismos vivos, principalmente los seres humanos, al emitir cada día más dióxido de carbono sin compensarlo con vegetales que puedan absorber ese carbono.
A esto, López agregó que, en Ecuador, la actividad que más consume energía es la movilidad. “Como país tenemos un desafío fuerte, no solo en cambio de tecnología, sino también en el cambio de comportamiento en torno a la movilidad”, señaló.
A continuación, la investigadora de la ESPOL, Julie Nieto, reflexionó sobre la influencia del cambio climático en la temperatura, y cómo esto afecta al ambiente y a los organismos.
Nieto ─especialista en Fisiología e Invertebrados─ compartió con el resto de participantes algunos detalles del proyecto en que actualmente trabaja con financiamiento del Fondo de Inversión Ambiental Sostenible de Alemania.
Su equipo, explicó, intenta cultivar mangle en viveros, con el fin de promover su reforestación. La importancia del manglar, apuntó, radica en que crece rápidamente y al realizar sus procesos fisiológicos, secuestra carbono.
En la misma línea de los efectos del cambio climático en los organismos vivos, el investigador en fauna silvestre de la ESPOL, Paolo Piedrahita, explicó que el cambio en el clima afecta los ciclos normales de lugares como los bosques.
Debido a esto, muchas aves presentan comportamientos migratorios, e incluso se ha observado una disminución de la biodiversidad.
En su intervención, la investigadora en análisis espacial de datos y sensores remotos de la Universidad del Azuay, Lorena Orellana, comentó que, desde su área de conocimiento, el cambio climático es una incertidumbre.
Esto se debe a que en países en vías de desarrollo no se cuenta con datos de cómo se han comportado las variables climáticas a lo largo del tiempo. “Cuando queremos analizar el clima necesitamos series de tiempo extensas. Hablamos de datos de más de 30 años”, explicó.
Orellana culminó su intervención contando que junto a la Universidad de Frankfurt y a la Universidad del Azuay se está llevando a cabo un proyecto en las Islas Galápagos, en el cual, con imágenes satelitales, información de redes sociales y la ayuda de los ciudadanos se estudia variables como la precipitación en el Archipiélago.
A estas intervenciones se sumaron las palabras del investigador en procesos químicos sostenibles de la ESPOL, Christopher Varela, quien tocó el tema de los refugiados climáticos: personas que, debido a las condiciones severas del clima, son desplazadas de sus hogares.
Como una posible solución, Varela mencionó la transición energética. Por ejemplo, profundizó, se puede utilizar energías renovables para electrificar agua y separarla en oxígeno e hidrógeno. Este último, habiendo adquirido energía eléctrica, puede ser utilizado para carros que funcionen con hidrógeno.
Además, mediante procesos químicos sostenibles, este hidrógeno se puede mezclar con otras moléculas y formar alcoholes, ureas y combustibles líquidos.
“Lograríamos independizarnos de los recursos fósiles: no más petróleo, ni más gas. Aprovechemos la energía del sol, del viento e hidroeléctrica, que en Ecuador es abundante”, culminó.