Los estudiantes politécnicos Jorge Espinoza, de Ingeniería en Geología, y Lisseth Calle, de Oceanografía, viajaron a la Antártida para participar en una expedición organizada por el Instituto Antártico Ecuatoriano, INAE.
Tenían previsto llegar el 16 de enero a la estación Estación Científica Pedro Vicente Maldonado, ubicada en la Isla Greenwich, Shetland del Sur; sin embargo, el día anterior al viaje, el martes 14, Jorge y Lisseth estaban concentrados en rendir los últimos exámenes que tuvieron que adelantar para participar en la expedición XXIV. Un demandante sacrificio, que aseguran les permitirá ser parte de una experiencia enriquecedora para sus carreras y sus vidas.
Por dos frías semanas, los politécnicos de 24 y 21 años, respectivamente, recopilarán muestras y realizarán trabajos que aportarán al proyecto de investigación de la ESPOL Evidencias Geológicas sobre cambios climáticos y antropización en la Isla Greenwich, dirigido por los profesores Carlos Martillo Bustamante y Miguel González Bonilla.
Antes de partir a su destino, tuvieron que empacar ropa abrigada (nivel 1); según la inducción que recibieron del INAE, las otras capas de ropa para protegerse del frío, tres en total, son proporcionadas por el INAE, así como zapatos y gafas especiales. Entre otras indicaciones, en territorio antártico no podrán desplazarse solos sino en parejas, siempre tendrán que reportarse por radio y, antes de salir a los trabajos de campo, recibirán agua y una barra de chocolate.
Por otro lado, les indicaron que debido a la variabilidad climática, la planificación de trabajo se realiza a diario, aunque no siempre podrán cumplir la programación; así también, que habrá un tiempo para actividades de esparcimiento entre las distintas estaciones que se encuentran en la Antártida.
El trabajo principal de Jorge estará enfocado en la recolección de muestras de rocas, que serán analizadas en los laboratorios de Facultad de Ingeniería en Ciencias de la Tierra.
Lisseth, por su parte realizará análisis y mediciones in situ. “Lo que voy a tratar como la parte oceanográfica es la medición de la productividad primaria, que es la cantidad de materia orgánica que producen los organismos a través del proceso de fotosíntesis mediante el uso de botellas claras y oscuras. En estas botellas se va a determinar la diferencia que existe en el consumo de oxígeno por parte de los organismos y, con estos datos, poder hacer un análisis y relacionarlo con el cambio climático”, indica.
Jorge añade que se trata de una gran oportunidad en el ámbito de la investigación geológica, “porque ir a la Antártida, recoger las muestras y estudiar la geología de esa zona, no es algo muy usual”. Lisseth agrega “más que nada, tener esa experiencia de encontrarnos en un lugar donde las condiciones climáticas y oceanográficas cambian drásticamente en comparación con lo que, al menos, yo estoy acostumbrada a ver aquí en las costas de Ecuador. Entonces, tener una idea de cómo el ambiente marino se desarrolla en otro lugar para mi sería muy interesante, para proyectarme quizás en implementación de otros proyectos a partir de esta experiencia”.