El 12 de diciembre, alumnos politécnicos hacían fila en la parte superior de Fresh Food Lab para atravesar la cortina e ingresar a La Madriguera.
Con los ojos vendados, eran conducidos a tomar asiento en el interior de un cubículo, probaban una bebida caliente y percibían el aroma de un incienso antes de pasar a un área que se asemejaba a un capullo. Ya en el capullo, sentados en el piso, abrazados por telas y escuchando sonidos a través de unos audífonos, se sumergían en esta experiencia sensorial ideada por las alumnas de la Universidad de las Artes Mircka Alvarado, Ariana Salas y Leslie Arauz como parte de uno de los proyectos participantes del VII Bienal de artes no visuales.
Yashira Valencia, estudiante de Ingeniería Civil, reconoce que la experiencia de La Madriguera la hizo sentir vulnerable. “Al comienzo sentí que iba a tropezar con todo, me dieron un té, tal vez para tranquilizarme un poquito o esperar un momento. Luego me pasaron a una sección donde me pusieron unos audífonos. Dicen que cuando uno pierde un sentido, otro aumenta y, entonces podía escuchar el sonido de las olas y, del lado izquierdo, escuchaba como mis palpitaciones… Fue muy bonita la experiencia. Creo que me puse en el lugar de las personas no videntes que han de sentir un poco de temor al momento de caminar, al no saber dónde pisar y al poder tropezarse con algo…”.
La Madriguera, al igual que otras actividades como Lenguaje de Señas y Caricaturas del artista con discapacidad auditiva Wilson Suárez fueron parte de las Tertulias Politécnicas – Taller de Sensibilización, organizado por el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos, Cise, y la Dirección de Arte y Cultura de la ESPOL, como parte de las actividades por el Mes de la Discapacidad.
En otra de las áreas, Patricia Velasteguí y otros voluntarios de la Asociación de Sordos del Guayas enseñaban a los asistentes algunas frases en lenguaje de señas, como “Buenos días”, “Yo estudio en la ESPOL”, “Feliz de conocerte”, “Gracias”, o “Tu dibujo es bonito”, por mencionar algunas. Luego, quienes podían repetir en lenguaje de señas la mayor cantidad de las frases, pasaban al cubículo de Wilson Suárez, quien les realizaba una caricatura de rostro.
En la tarde, las Tertulias Politécnicas continuaron con la presentación del coro infanto-juvenil Notas de Luz, del Centro Municipal de Apoyo para Personas con discapacidad visual Cuatro de Enero; el coro de la ESPOL y con un mini taller de sensibilización a cargo de dos especialistas de la Dirección de Inclusión Social del Municipio de Guayaquil, quienes pidieron a los asistentes que participen en actividades, relacionadas a la discapacidad visual.
El vicerrector académico, Paúl Herrera, expresó que en ESPOL se fomenta este tipo de espacios en los que, de alguna manera, se piensa sobre las capacidades especiales que tienen muchas personas y todo su potencial. “Somos una universidad que forma profesionales, futuros ingenieros, futuros economistas, artistas… y creemos que para ellos es fundamental que se sensibilicen sobres las diversas condiciones que tienen muchas personas en nuestro país y en el mundo y que puedan pensar en función de buscar soluciones… Hay muchas cosas que se pueden hacer desde la tecnología, desde la ciencia…”, expresó.