K9-Buddy se robó los aplausos en el Robomatrix Continental 2023 y se quedó con el primer lugar de la competencia, en la categoría ‘Robot Dance’. Este modelo, que simula ser un simpático perrito, fue programado por los estudiantes de la ESPOL, César Aulestia y Ángel Guanoluisa.
Con un mix de canciones de Michael Jackson, Bruno Mars y otros artistas, el pequeño robot mostró sus mejores pasos de baile. Los movimientos del robot describían la complejidad de su programación y la pericia de sus creadores.
“Lo paradójico es que ninguno de los dos sabe bailar”, bromeó César Aulestia, estudiante del séptimo semestre de la carrera de Mecatrónica, de la Facultad de Ingeniería en Mecánica y Ciencias de la Producción (FIMCP), quien lidera el proyecto del K9-Buddy.
El estudiante, de 24 años, contó que este robot nació como un proyecto para un concurso del club de Mecatrónica. Allí le asignaron como compañero a Ángel Guanoluisa, de 21 años, quien cursa el sexto semestre de la misma carrera.
“Fue difícil encontrar el tiempo para realizar el proyecto, pero más allá de eso, el diseño mecánico me relaja, es lo que me gusta. Fue satisfactorio el premio por todo lo que involucró el proceso”, dijo Ángel Guanoluisa.
Cuentan que el año pasado realizaron un primer prototipo que ganó una competencia interna, en la ESPOL. Ese día, por comentarios de sus compañeros respecto de los movimientos del robot, decidieron cambiar de eje y catalogarlo como “bailarín”.
En marzo pasado, con un segundo prototipo, compitieron en la edición nacional de Robomatrix, que se realizó en Quito. Consiguieron el segundo lugar, que los acreditó para la competencia continental y viajaron a México para representar a la ESPOL y al país.
Antes de viajar, los politécnicos engalanaron a su participante y lo pintaron con una llamativa mezcla de plateado y dorado. Una vez allí, el K9-Buddy derrotó por diseño, programación y pasos de baile, a robots de Bolivia, Guatemala y México.
“Lo que nos hizo destacar fue el hecho de que nuestro robot lo habíamos construido nosotros mismos. El escenario que llevamos era tipo origami, y lo hizo mi compañero (Ángel), porque fue pensado de tal manera que se pueda doblar y nos lo permita pasar como un equipaje en el avión”, contó César Aulestia.
Otro de los puntos que les sirvió para ganar, fue su intención de hacer el proyecto ‘open source’, de manera que cualquier persona pueda descargarse los archivos y pueda armarlo con los métodos de fabricación que más les convenga.
Proyección a futuro
Tras su triunfo internacional, César y Ángel ya piensan en sus futuros retos. El primero de ellos se propuso realizar un prototipo más grande, con aplicaciones para la industria, lo que además sería el tema de su tesis de grado.
Ángel espera ayudar a su amigo en ese objetivo, pero se plantea otros proyectos propios pensando en su carrera y su experiencia estudiantil.
Aprovecharon la entrevista para agradecer al Alumni Javier Pagalo, quién los ayudó con la programación en los inicios del proyecto, pero que no pudo acompañarlos para el concurso en territorio mexicano.