Su resiliencia y perseverancia fueron fundamentales para vivir de su sueño: la ciencia. Katherine Albán, Alumni ESPOL, está en Austria gracias a una beca de la Universidad de Viena que le permite realizar una maestría en Cognición, Comportamiento y Neurobiología. 

Cuando hace una retrospectiva de su vida, dice estar preparada para este nuevo reto, que arrancó en junio de 2024, con el inicio de sus estudios de postgrado y su fase como investigadora del Konrad Lorenz Research Center, adscrito a la Universidad de Viena. 

Reconoce que fue un camino difícil. Después de su graduación -en el 2018- pasaron seis años hasta que consiguió la beca para sus estudios internacionales. Fue perseverante, su amor a la ciencia la llevó a postular a programas de postgrado, pese a que las puertas parecían cerrarse. 

Aún se está adaptando al clima, costumbres y demás diferencias de vivir en el extranjero. Sin embargo, se apoya en las personas que confiaron sus capacidades, uno de ellos es el profesor politécnico Paolo Piedrahita. 

“Si soy sincera, no me considero una persona muy optimista, pero ver el ejemplo de mis mentores me motiva a seguir en el camino de la ciencia”, contó.  

Ella ingresó a la ESPOL en el 2013 y se graduó en el 2018, de la carrera de Biología. De manera paralela a sus estudios, se involucró en tareas de investigación junto al profesor Paolo Piedrahita en proyectos de bioacústica. 

Tras su incorporación, siguió investigando con la fundación Ballenas del Pacífico por un periodo corto, luego se sumó a un grupo de investigación sobre los impactos de la mosca Philornis Downsi en Santa Elena y, finalmente, colaboró con una investigación de la universidad de Viena en la isla Floreana (Galápagos). 

Su tema de maestría es una comparativa, antes y después, del proceso de erradicación de ratas en la isla Floreana con relación a la anidación y sobrevivencia del canario maría.

Su historia resiliente 

Desde su graduación, pasaron seis años para concretar sus estudios de postgrado. Se postuló en universidades de Suecia, Finlandia y Polonia sin obtener resultados positivos. “Me aceptaban, pero no había financiamiento”, resumió. 

Esa época coincidió con lo que llama “eventos canónicos”. Una pérdida familiar y otros problemas que arrastraba, desde su adolescencia, hicieron mella en su rendimiento. 

Fue la ciencia la que la ayudó a soportar ese peso. Su pasión por la investigación, sumado a la confianza de sus mentores la impulsaron a seguir en la búsqueda de sus objetivos. 

Aprovechó la entrevista para enviar un mensaje a los estudiantes que buscan estudiar en el extranjero. “Sigan aplicando, no se rindan. Quizás no sea fácil y no se dé al inicio, es probable que haya momentos difíciles, pero siempre hay personas dispuestas a ayudar”.