Llevar la naturaleza a los hogares promoviendo el cuidado del medio ambiente y la alimentación saludable fue uno de los propósitos con los que nació el proyecto ‘Mi fruto’. Se trata de un plan piloto impulsado por la ESPOL, en un trabajo colaborativo junto a otras instituciones, en el que se han beneficiado a 1.100 niños de varios cantones de la costa ecuatoriana.
La iniciativa consistió en el armado y donación de kits para que los más pequeños, con edades aproximadas entre los 9 y 11 años, armen su propio huerto en casa en una actividad que integre a toda la familia y refuerce valores como el esfuerzo, la paciencia y responsabilidad. Así lo define la Dra. María Luisa Granda, profesora de ESPAE, la Escuela de Negocios de la ESPOL, quien se comprometió desde el primer día con el proyecto como coordinadora. “Se han visto resultados en los hogares como la integración familiar, la recuperación de la agricultura en familias sobretodo del perfil costero en las que sus actividades se han vuelto más turísticas”, cuenta. Indica, además, que esta práctica es también un ejercicio para afrontar futuras situaciones de emergencia, en las que un huerto familiar aporta a la alimentación balanceada en un hogar, en casos de confinamiento.
Instituciones como Agripac, Papelesa, Fadesa, Tesalia y el Banco de Alimentos Diakonía con la campaña ‘Unidos alimentamos a más personas’, se fueron sumando a este proyecto, en el que donaron los artículos de los kits que incluían semillas, envases y botellas plásticas recicladas para armar maceteros ecoamigables, y un instructivo paso a paso para aprender a sembrar. ESPOL —con el apoyo de profesores y estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Vida, Mecánica en Ciencias de la Producción y Marítima y Ciencias del Mar, además de Conduespol— brindó asesoría y gestionó la elaboración de los instructivos; además de la coordinación logística para las entregas en las provincias de Guayas, Manabí y Santa Elena.
En la foto constan María Luisa Granda, profesora de ESPAE; y Ana Garay de Lasso, presidenta de la Fundación Madre Dolorosa.
La distribución de los primeros kits arrancó en junio y se motivó a los niños a que envíen las fotografías de sus huertos. Ellos adecuaron un espacio en casa para su propio jardín con alimentos de ciclo de cultivo corto como tomates, pimientos, pepinos, sandías y cebollas. Como un incentivo por dedicar este tiempo a su huerto y haber compartido sus avances y logros, se les está haciendo entrega de kits de útiles escolares, donados por la empresa Papelesa, como incentivo para mantener encendida su curiosidad por esta actividad.
‘Mi fruto’ se convierte en un ejemplo de todo lo que en ESPOL, junto a la comunidad, con la colaboración de diversos actores y un alto sentido de compromiso, podemos lograr. Transformando vidas, regalando sonrisas y sembrando una semilla en miles de niños y sus familias, aún en tiempos difíciles.