A finales de la década de 1950 e inicios de los 60, las plantaciones de banano en Ecuador fueron devastadas por el hongo Fusarium oxysporum cubense Raza 1. Esto obligó a los productores nacionales a abandonar la variedad de banano Gros Michel (que sembraban en esa época) y adoptar la variedad Cavendish, inmune al ya mencionado hongo.
Sin embargo, en los últimos años ha aparecido una amenaza latente para la producción bananera en nuestro país: el hongo Fusarium oxysporum cubense Raza 4 (FocR4T), que ha arrasado cientos de miles de hectáreas de banano en los cuatro continentes que producen esta fruta: Asia, África, Oceanía y América.
La variedad de banano Cavendish, producida en Ecuador, no es inmune al hongo FocR4T, y este ya se encuentra en Colombia y Perú.
A esto se suma la bacteria Ralstonia solanacearum, que causa la enfermedad conocida como Moko, y que ya está presente en Ecuador.
En este escenario, ratificando su compromiso de aportar con soluciones a la sociedad y a los sectores productivos, la ESPOL —a través del Centro de Investigaciones Biotecnológicas del Ecuador (CIBE)—, organizó el Simposio Manejo de Fusarium R4T y Moko.
El evento se realizó el jueves 23 de febrero de 2023, en el edificio STEM del campus Gustavo Galindo Velasco. Entre los objetivos del simposio ─explicó el director del CIBE, Juan Manuel Cevallos─ estuvo el responder a preguntas como:
- ¿Cuáles son las mejores estrategias para luchar contra el hongo FocR4T?
- ¿Qué podemos hacer los agricultores, la Academia, el Gobierno y todos los involucrados en la cadena de distribución del banano?
- ¿Cuál es la realidad en Ecuador de la bacteria Ralstonia, que causa la enfermedad conocida como Moko?
“Parafraseando a Nelson Mandela, nosotros también creemos que el conocimiento es una de las armas más poderosas que nos permitirá combatir estas y otras amenazas que puedan llegar al sector agrícola ecuatoriano”, señaló.
Durante las palabras de apertura, la rectora Cecilia Paredes destacó el trabajo que, desde hace 20 años, ha venido desarrollando el CIBE a favor de la seguridad alimentaria y sector agrícola del país y la región.
Invitó a los participantes a sumar esfuerzos y aprovechar estos espacios para hacer frente a estas dos amenazas que representan un gran riesgo para las industrias bananera y platanera.
Dijo que aquí se comparten “experiencias y realidades, nacionales e internacionales, perspectivas que nos ayudarán a desarrollar nuevas metodologías o ajustar los esfuerzos que se están realizando (…) también buscar sinergias y nuevas colaboraciones”.
La primera presentación estuvo a cargo de Altus Viljoen, director del Departamento de Fitopatología del Instituto de Cultivo de granos, de la Universidad de Stellenbosch, en Sudáfrica.
Viljoen abordó durante su exposición la historia de la Fusariosis (enfermedad causada por el hongo en la planta de banano), la biología, detección epidemiológica y su manejo.
El investigador sudafricano explicó, por ejemplo, que la Fusariosis tiene alrededor de 130 años; que fue descubierta en países del sudeste asiático; y que en los últimos 20 años se ha esparcido por todo el mundo. Comentó que en Mozambique se detectó por primera vez en el 2019. Luego de 4 años, infectó 5.400 hectáreas y ese terreno no pudo producir ni generar dinero.
“En Sudáfrica intentamos proteger a nuestro país y a otras naciones africanas, así como ustedes intentan proteger el suyo. Por eso creo que podemos compartir muchas experiencias”, destacó, para poco después culminar su intervención recomendando a los presentes invertir en su comunidad local de investigación. “No crean que la respuesta llegará desde fuera del país. Tienen que trabajar con las personas de aquí, y para eso se necesitan recursos”.
A continuación, intervino el director del Centro de Investigaciones Rurales de la ESPOL, Ramón Espinel. Él presentó un trabajo de investigación sobre lo que significa, desde el punto de vista económico, el no controlar la pandemia de Fusariosis.
Esta investigación se dio como parte de la colaboración entre la ESPOL y Berkeley, University of California, que empezó en el 2018 con la firma de un convenio entre ambas instituciones.
El estudio, que empezó en el 2019, estima los efectos del FocR4T sobre la economía y las ganancias para el mundo en caso de encontrarse una solución a la enfermedad por fusariosis.
Para esto, explicó Ramón Espinel, se determinó que era necesario evaluar la tasa de retorno de la investigación; quienes ganan y pierden en el tratamiento del fusarium y cómo los cambios en las políticas económicas de los países afectan los resultados.
Entre los resultados expuestos en esta presentación, se destaca que la demora de aproximadamente 5 años en la adopción de una tecnología para afrontar el problema de la Fusariosis (una vez descubierta), significaría una pérdida de alrededor de 90 mil millones de dólares en todo el mundo.
ESFUERZOS DE LA ESPOL
Por otra parte, el investigador y coordinador del laboratorio de Fitopatología de CIBE-ESPOL, Freddy Magdama, presentó el programa institucional de la ESPOL contra la Fusariosis del banano Raza 4 Tropical.
Inició su exposición explicando las generalidades del comportamiento de este hongo que tiene la capacidad de matar los cultivos y cómo desde la ESPOL se han venido realizando esfuerzos para mitigarlo desde la investigación y desarrollo.
Indicó que es importante considerar que cada epidemia es única, que los sistemas de producción difieren entre países y que cada uno tiene su propia realidad.
“La detección temprana es clave para mitigar esta enfermedad, reportar lo más rápido posible y ahí es donde la industria, empresas de agroquímicos, y otros pueden aportar porque necesitamos ojos en el campo, gente que esté monitoreando”.
Como parte del programa institucional que desarrolla la ESPOL, dijo que existen seis proyectos en los que investigadores politécnicos ya están trabajando. Además, compartió detalles sobre el funcionamiento de la aplicación móvil Fusarium Sensor EC que proporciona a los productores herramientas prácticas que incrementen su nivel de concientización y prevención frente a la Fusariosis Raza 4 Tropical.
EXPERIENCIA EN COLOMBIA
El último expositor del simposio fue el director del centro de investigaciones Cenibanano (Colombia), Sebastián Zapata, quien compartió la experiencia de su país frente al Moko, una enfermedad producida por la bacteria Ralstonia solanacearum.
Indicó que han venido luchando desde hace muchos años con la problemática y que, con acciones integrales, ha sido posible controlarla. Esto pese a que los casos se han ido incrementando debido a factores como el Fenómeno de la Niña y crecientes de los ríos que han acelerado su diseminación.
En su exposición hizo una importante reflexión. “El Moko es el mejor termómetro para saber que tan bien o mal estamos para contener una enfermedad como fusarium, pues si no hemos aprendido con el Moko que es relativamente de fácil control, lo que se avecina con fusarium es mucho más complejo y debemos seguir preparándonos”, aseveró.
Entre las principales recomendaciones para la erradicación del Moko mencionó acciones que han implementado como el uso y desinfección de herramientas exclusivas de las fincas, inspecciones constantes de las plantas para detección temprana, erradicación del foco, cosecha especial de plantas afectadas, entre otras.
El evento culminó con un foro en el que participaron los panelistas invitados.
Para ver la transmisión del evento puede visitar: https://www.youtube.com/watch?v=NTUxsAJCH_E