Todo lo que hacemos genera calor: las labores de oficinas, el trabajo industrial, el tráfico de vehículos… Al final del día, calentamos el ambiente.
Un ejemplo muy común en las ciudades de la costa ecuatoriana ocurre cuando las familias deciden comprar acondicionadores de aire para combatir el calor en sus hogares.
Estos electrodomésticos se componen de dos partes: la que se instala en el interior de la vivienda para que provea aire frio, y la que se ubica en el exterior de la casa, expulsando constantemente calor al medio ambiente.
Con base en lo anterior se puede pensar en un ciclo interminable: se compra un acondicionador de aire para enfriar el interior del hogar. Sin embargo, el funcionamiento de este electrodoméstico calentará más el entorno. Entonces, más familias compararán este tipo de dispositivos para climatizar sus hogares y con esto calentarán más el medio ambiente.
En las ciudades -debido a las grandes masas de materiales de construcción y a la poca cantidad de espacios verdes- el calor no se disipa, sino que se concentra y acumula. Este fenómeno es conocido como Isla de Calor.
Esta situación representa una preocupación para los centros urbanos, ya que podría ocasionar el aumento de muertes por enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Por ejemplo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, se registraron 70 mil defunciones adicionales durante la ola de calor que sufrió Europa en el verano del 2003.
Además de las Islas de Calor, las urbes costeras en Ecuador afrontan varios tipos de peligros naturales. Por ejemplo, un informe elaborado en años anteriores por la Dirección General de Gestión de Riesgos de Durán dio a conocer que esa ciudad se ve amenazada por inundaciones, deslizamientos y afectaciones de cultivos, lo que se suma a los riesgos causados por las variaciones climáticas y los patrones climáticos estacionales.
En este contexto, el Centro Internacional del Pacífico para la Reducción del Riesgo de Desastres, CIP-RRD, de la ESPOL, desarrolla el proyecto Resiliencia Climática de Durán: Diseñando estrategias de adaptación para riesgos hidroclimáticos, RESCLIMA DURÁN, cuyo objetivo es reducir la vulnerabilidad de la urbe durandeña ante eventos de desastres en el contexto de la variabilidad y el cambio climático.
Como parte de este proyecto, investigadores de la ESPOL han trabajado con algoritmos de código abierto para diseñar un modelo que permita estimar los efectos de las Islas de Calor (temperatura urbana) en función de factores como la densidad del tráfico, los porcentajes de áreas construidas, la altura de los edificios y el tipo de materiales con que están elaborados, entre otros.
Para confirmar los resultados de este modelo, los académicos han implementado en Durán una red urbana de monitoreo climatológico compuesta por:
- 8 sensores ambientales para medir temperatura y humedad relativa en el perímetro urbano.
- 1 sensor ambiental instalado en una zona rural.
- 6 sensores para identificar eventos de lluvia (precipitación), nubosidad y temperatura.
- 1 estación meteorológica para medir precipitaciones, temperatura, humedad, dirección del viento y presión barométrica.
Si los datos obtenidos por la red de monitoreo climatológico corroboran los resultados del modelo diseñado por los investigadores de la ESPOL para estimar los efectos de las Islas de Calor, este podría ser utilizado para realizar proyecciones e identificar escenarios urbanos que sirvan como base para planificar estrategias, políticas públicas y propuestas de ordenamiento territorial que incrementen la resiliencia de Durán ante escenarios como las Islas de Calor.
Asimismo, los académicos politécnicos explican que esta red de monitoreo tiene como fin convertirse en un sistema de alerta temprana que posteriormente pasará a manos del Municipio de Durán, para fortalecer su capacidad de gestión de riesgos.
Instalación de estación meteorológica
El 5 de diciembre de 2019 se instaló en el Cuartel #6 del Cuerpo de Bomberos Municipal de Durán, la estación meteorológica Davis, como parte de la red de monitoreo ambiental implementada en el marco del proyecto RESCLIMA DURÁN.
Posterior a esto, se brindó una capacitación sobre la configuración, uso y descarga de datos de la estación meteorológica.
Durante estos eventos estuvieron presentes la directora de Gestión de Riesgos de Durán, Alexandra Cornejo; los analistas regionales de la Red de Observación Hidrometeorológica del INAMHI, Xavier Lascano y Jefferson Lucas; y los investigadores de la ESPOL, Rommel Caiza, Geremy Ger y Sully Rivas.
Centro Internacional del Pacífico para Reducción del Riesgo de Desastres
Considerando que los desastres naturales afectan la calidad de vida de la población y el logro del desarrollo sostenible, el Consejo Politécnico de la ESPOL creo en febrero del año 2017 el Centro Internacional del Pacífico para la Reducción del Riesgo de Desastres, CIP-RRD
Este centro funciona en la Facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar de la ESPOL, y es dirigido por la decana de esta unidad académica, María del Pilar Cornejo, quien dirigió la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos entre los años 2009 y 2015.
Este centro, según su directora, se enfoca en comprender el riesgo de desastres naturales y fortalecer su gobernanza con el objetivo de reducir los riesgos existentes y prevenir la aparición de otros nuevos.