Weaving the Future es un proyecto multidisciplinario de estudiantes de la Facultad de Arte, Diseño y Comunicación Audiovisual (FADCOM) de la ESPOL que tiene el objetivo de conectar las técnicas ancestrales de tejido de paja toquilla con el desarrollo de la motricidad en niños de educación básica.
Esa es la idea que plantea el proyecto de las politécnicas Mariuxi Rivera, María Fernanda Castro e Isabela Woelke, de la Licenciatura en Diseño Gráfico y Marola Campuzano y Belén López, de la Licenciatura en Producción para Medios de Comunicación, quienes viajarán a la Universidad de Findlay, en Ohio, Estados Unidos, para continuar con esta investigación que iniciaron en junio.
“Weaving the Future (tejiendo el futuro) nació a raíz de una investigación sobre el proceso del tejido de paja toquilla; existen varias técnicas, de las cuales, hemos podido determinar las que pueden ser enseñadas a niños y que tendrán beneficios para el desarrollo de su motricidad fina”, indica Mariuxi Rivera.
Durante el proceso de investigación, han entrevistado a artesanos de la comuna Barcelona (provincia de Santa Elena), Cuenca, Sigsig (Azuay) y Pile (Manabí)… han aprendido varias técnicas de tejido y a diferenciarlas. Sin embargo, decidieron trabajar con una técnica conocida como rústica o costales. “Nos concentramos en esta técnica que es un tanto fácil, rápida y es justamente la que los artesanos de Barcelona enseñan a sus hijos; porque allá los niños tejen y tejen rápido”, añade.
Como parte de la investigación, las estudiantes de FADCOM entrevistaron a artesanos y aprendieron técnicas de tejido en paja toquilla.
Inicialmente, como equipo, tuvieron la idea de trabajar con alguna aplicación de la paja toquilla y luego de conversar con especialistas de varias áreas determinaron el rumbo que tomaría su trabajo. “Al hablar con un pedagogo nos dimos cuenta de que los mismos ejercicios que se realizan para fomentar la motricidad fina son parecidos a los que se realizan para el proceso del tejido de paja toquilla: trocear, desgarrar, enhebrar…”, asegura Marola Campuzano.
Belén López recalca que los beneficios del desarrollo de la motricidad fina están relacionados a la “lectoescritura, comprensión lectora, retención de información e incluso interacción social. Por eso a los niños en las escuelas los hacen trabajar con bolitas de papel, pintar dentro de espacios, cortar papel con las manos, jugar con plastilina…”.
Con el apoyo de una beca de movilidad estudiantil de la ESPOL y con base en el convenio con la Universidad de Findlay, tendrán una estadía de tres meses en este centro de estudios de Estados Unidos. “La colaboración que vamos a tener con Findlay va a ser a través del Mazza Museum, que tiene una de las mayores colecciones de ilustraciones para niños y con quienes podremos desarrollar un material didáctico que servirá de apoyo”, indica Isabela Woelke.
Así también, menciona que con los estudiantes del College of Education trabajarán en los conocimientos tradicionales del tejido de paja toquilla para que estos sean impartidos a sus alumnos y así levantar los resultados que complementarán la investigación.
Christopher Sippel, funcionario de la Universidad de Findlay, se reunió con representantes de FADCOM y de la Gerencia de Relaciones Internacionales de ESPOL.
Además del material didáctico para los pequeños, las estudiantes politécnicas producirán cápsulas informativas audiovisuales para difundir este conocimiento ancestral y un paper en el que expondrán los resultados obtenidos.
“La motricidad gruesa es la que aprendes por instinto y la fina es la que tienes que inculcar”, agrega Mariuxi Rivera. “Nos dimos cuenta que ahora lo más fácil es darle a un niño un celular para entretenerlo, entonces el trabajo que desarrolle su motricidad se verá limitado porque solo requieren de un dedo para interactuar o ver una pantalla”.